Soy uno de los #Garzoners. Voté a Garzón.
GRACIAS #GARZONERS Lo que habéis hecho esta campaña es épico. #IrConLosQueGananEsMuyFacil pic.twitter.com/edejVlEQ19
— Izquierda Unida (@iunida) diciembre 20, 2015
En estas elecciones generales, teóricamente una de las más disputadas de la democracia, parecía que sólo era posible votar a uno de los cuatro grandes partidos: PP, PSOE, Podemos o Ciudadanos.
Sin embargo, había más opciones, muchas más opciones. Nadie hablaba de ellas, ni en los debates, ni casi en encuestas, donde sólo aparecían cuatro posibilidades. Una de ellas era el «outsider» de la izquierda, como lo llamó El Español, Alberto Garzón.
Alberto Garzón es una persona joven, de mi generación (sólo 3 años mayor), con un compromiso social infinitamente mayor a cualquiera de los otros 4 candidatos. No fue elegido a dedazo, o en base a una ordenación de candidatos por orden alfabético, o por ser la cabeza visible televisiva de un partido recién creado. Fue elegido por la mayoría de la militancia en un congreso abierto.
El título dice ‘Alberto Garzón’ y no Izquierda Unida o Unidad Popular. Por primera vez en mi vida, podía votar una lista donde estuviera el candidato a la presidencia del gobierno, y con opciones de que mi voto realmente diera un escaño (soy de Burgos, imaginad el grado de bipartidismo que hay, con sólo 4 posibles escaños en una zona tan conservadora y envejecida).
Así que lo hice.
Lo hice porque creo que Alberto es una persona que merece estar en el congreso y que dé voz a la lucha social y a los problemas de la inmensa mayoría. Porque, como dijo, «el parlamento no es parlamento sin lucha social». Y si hay que salir a las calles para defender lo que nos han quitado durante los últimos años y que nuestros padres y abuelos se encargaron de conseguir, con mucho, muchísimo sufrimiento habrá que salir.
Alberto es mi candidato ideal por lo que representa: juventud, brillantez, don de palabra, experiencia en la lucha social y un compromiso con la gente y no con las élites.
Sin embargo hay un grave problema con Alberto Garzón y es que pertenece a la Izquierda Unida de hoy en día.
Izquierda Unida se refunda o muere. También tengo claro que, como comentaban por Twitter, si no fuera cabeza de lista Garzón, probablemente IU tendría una representación nula en el congreso (más allá de mareas, confluencias y frituras variadas según las zonas). La refundación o se produce ya, buscando gente joven, válida, que venga de la lucha por los derechos sociales y la gente enquistada en su organización se va, o todo desaparece. La cabeza visible está, es reconocible y va a ir a más. Pero si no se cortan de raíz todos los problemas actuales, todo lo ganado se va a perder como casi se hace pocos días atrás. Y si esto obliga a ir en confluencia con otros partidos de izquierda para tener representatividad y fuerza, hay que pensar en hacerlo.
Yo quiero que sea Alberto el que dirija esta refundación, el que dé voz a la verdadera izquierda («radical» como la llaman algunos), la que defienda los derechos de los trabajadores, la que luche por mantener la dignidad en el servicio médico y educativo público, la que crea que hay que hacer un reparto mucho más equitativo de la riqueza, la que haga que todo esté supeditado al bienestar y beneficio del pueblo (¿es esto radical? Leed la constitución, artículo 128.1), la que crea que la energía debería producirse de forma limpia y respetuosa con el medio ambiente, la que elimine todo tipo de tortura animal, la que crea que España es un estado plurinacional y que los poderes públicos tienen que estar al servicio del pueblo y se rija sobre una justicia real y no económica.
Yo defiendo que toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general.
— Alberto Garzón (@agarzon) agosto 8, 2012
Yo quiero un cambio, real, significativo, en beneficio de todos. Y en eso, espero que Alberto Garzón y la futura izquierda real puedan conseguirlo. Por eso, tienen y tendrán mi voto.